Domingo XV

Domingo XV, 12 de julio de 2015.

Niño en la ventana
Del santo Evangelio según san Marcos (6, 7-13).

Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos.»
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Palabra del Señor.

La misión de los doce es la misión de la Iglesia. Hoy igual que ayer y hasta el fin de los tiempos somos llamados como Iglesia a presentarnos ante el mundo como verdaderos testigos que transparentan el amor de Dios. Un amor que en Jesús y por Jesús ha derrochado su gracia para que podamos conocer el misterio de su voluntad. Nos ha asociado, como dice San Pablo, a su plan de recapitular todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, en Cristo.

Aceptar su llamada implica ir más allá nosotros mismos y encontrarle sentido a la vida porque somos capaces de brindarnos al servicio de la vida para hacer la Historia de la Salvación. Llamados no para separarnos y aislarnos del mundo, sino para insertarnos con más intensidad en el mundo, sabiendo para qué estamos en el mundo, y qué tenemos algo invalorable para brindarle.

Pd: Feliz semana a todos y nos vemos el sábado en la catedral para saludar y agradecer la vida de nuestro Obispo.